SHUNGA O EL GRABADO ERÓTICO EN JAPÓN



Kitagawa Utamaro

El término Shunga significa, literalmente, imágenes de primavera, un eufemismo para referirse a la actividad sexual en su más amplia acepción.

Este término, además,  engloba una enorme producción gráfica, encuadrada dentro del Ukiyo-e, sexualmente explícita, posiblemente hoy entendida como pornográfica, aunque no lo sea,  realizada en Japón entre los años 1600 y 1900, aunque hay artistas contemporáneos, como el caso de  Masami Teraoka que incursionan en ese estilo.

                          

Utagawa Kuniyoshi, 

Ha  influenciado a formas modernas de arte, como el manga, el animé o el arte del tatuaje japonés. Y a innumerables artistas occidentales, como Tolouse Lautrec, Aubrey Beardsley. Gustav Klimt, Egon Schiele, Pablo Picasso entre otros.

Aubrey Beardsley

Egon Schiele

Toulouse Lautrec

El Shunga, pese a representar  escenas de sexo explícito tanto heterosexual, como homosexual,  zoofilia, etc. no es pornografía, al menos no, en  lo que Occidente entiende como tal, la cual suele ser  vulgarmente obscena, agresiva, degradante y carente de refinamiento estético.

Katsushita Hokusai

Estas estampas, son una celebración de una actividad natural y placentera del ser humano, sin los tabúes occidentales, con una enorme sensibilidad, dosis de humor, y un refinamiento propio de los grandes maestros japoneses, entre ellos Utamaro y Hokusai.
Kitagawa Utamaro

En estas estampas eróticas,  hombres, mujeres, ( Y no solamente se muestra actividad heterosexual, sino también homosexual, tanto masculina como femenina) animales, fantasmas y demonios entre otros, disfrutan del placer sensual en todas sus formas, generalmente representados con genitales desproporcionados, posturas sexuales dignas de acróbatas,  y situados, frecuentemente en escenarios bucólicos o fantásticos e interiores desde los cuales se aprecia la naturaleza. 

Utagawa Kunisada, escena de sexo lésbico

¿Por qué este tipo de representaciones se dio en Oriente en general, y en el caso particular que nos ocupa, Japón?

La respuesta es sencilla, fue producto de diferentes preceptos y prejuicios religiosos. En Occidente, con la supremacía e imposición del cristianismo, el simple pensamiento de la  actividad sexual como fuente de placer fue tildado de pecado, con las consecuencias y castigos que este acarrea, generando además, a partir del siglo XVIII una sociedad hipócritamente moralista.

 Concretamente en Japón, la religión autóctona, el sintoísmo, como muchas religiones primitivas, estaba marcada por la libertad sexual, ya que sus creencias se basaban en la fertilidad, tanto del ser humano como de la Tierra. Según el mito de la creación de Japón relatado en el Kojiki y el Nihonshoki, los dioses Izanagi e Izanami crearon ocho grandes islas al tener actividad sexual.

Nada cambió a partir del S. VI con el asentamiento progresivo del budismo, por tanto, el sexo no tenía una connotación vergonzosa, pecaminosa ni era un tabú como si lo era en Occidente.

En los inicios del S. XVII, Japón comienza a dejar atrás un siglo de enfrentamientos armados entre los señores feudales y comienza un período de estabilidad política, que permitirá un crecimiento económico y la aparición de lo que podríamos denominar una burguesía.

Es en este contexto que  floreció la estampa Ukiyo-e, una técnica xilográfica constituida por trazos elegantes que trataba como temas, el teatro, los sitios de placer, las cortesanas o geishas, etc. Y dentro del “movimiento” Ukiyo- e, un desarrollo natural de esa temática placentera, fue el Shunga.

Estética y técnicamente, compartía las características de la estampa Ukiyo- e, esto  es un manejo extraordinario de la línea tallada, combinado sutiles y elegantes líneas homogéneas para los cuerpos mientras que el movimiento de los ropajes y telas es reflejado a partir de la modulación lineal.

Estampa de Ishikawa Moronobu, el artista que elevó el grabado al rango de arte en Oriente

Originalmente monocromáticas, estas estampas evolucionaron de la mano de la creciente habilidad de los diseñadores, talladores e impresores hacia imágenes de un fino y complejo cromatismo.

Estampa de Eisen Keisai

La estampa Ukiyo-e, en general y el Shunga en particular gozaron de un enorme éxito comercial, por lo cual, la mayoría de los grabadores japoneses de ese período incursionaron en la temática erótica, teniendo a dos grandes figuras como Utamaro y Hokusai como referentes también del estilo Shunga. Utamaro con la elegante sensualidad de sus mujeres, que caracterizó toda su obra y, en el caso de Hokusai, un paisajista extraordinario, que exploró las imágenes del Shunga con un alto grado de fantasía surrealista.

Kitagawa Utamaro, la Doncella y los espíritus del lago.


Si bien las imágenes de Shunga eran producidas por hombres y preferentemente para hombres, las mujeres en menor medida disfrutaban también con ellas. 

Hay que señalar que las imágenes del Shunga también nos ilustran sobre las costumbres japonesas sobre el sexo donde se exhiben escenas de sexo tradicional u  oral, pero donde el papel de los senos de la mujer no revestía ningún tipo de  carga erótica, pues en la cultura japonesa se los asociaba fuertemente a la maternidad, no es que no existan, pero no era la norma a representar.

 "El sueño de la esposa del pescador" poético título que se le dió en Occidente, el original, mucho más directo, es "Tako to ama", es decir "El pulpo y la buceadora", es posiblemente uno de los más admirables ejemplos de este tipo de representación. En él se puede ver a un pulpo besar a la mujer y acariciar uno de sus pezones con un tentáculo, mientras otro le practica sexo oral, mientras tanto la mujer se abandona al éxtasis y utilizo esta palabra, éxtasis, para crear un paralelismo entre la postura de abandono de la buceadora y la de Santa Teresa, en la conocida escultura de Bernini, "el éxtasis de Santa Teresa".

Sueño de la esposa del pescador o su original en japonés, el Pulpo y la buceadora
Katsushita Hokusai

Éxtasis de Santa Teresa, barroco italiano, Lorenzo Bernini
Santa Maria della Vittoria, Roma.

 

Por desagradable que nos pueda parecer en un primer momento esta imagen digna del surrealismo, que en un primer momento fue catalogada como violación, queda claro que no es así, en los textos que el propio Hokusai escribe en derredor de las imágenes se lee un diálogo de alto voltaje erótico entre los tres protagonistas de la escena y del placer al que sucumben

La gran mayoría de los ilustradores de ukiyo-e realizaron este tipo de imágenes debido, entre otras razones, a que tanto artistas como editores obtenían buenas sumas de dinero de la venta del material, incluso a pesar de estar vigente alguna prohibición, por lo que existe una gran cantidad de imágenes que fueron realizadas por ilustradores de renombre. Por otro lado las mismas prohibiciones llevaban a sus creadores a no firmar sus trabajos, pero para que la gente supiera el autor, desarrollaron una serie de juegos visuales, como poner en las imágenes sobrenombres o señales apenas perceptibles, que eran fácilmente identificables para el público de la época.

La censura de este tipo de obras, se inició en Japón con el gobierno de los Meiji, que en su afán de acercarse a occidente, comenzó a prohibir y eliminar aspectos de las costumbres y arte del período Edo, endureciendose a partir de 1895 con una serie de edictos, estas obras entonces , así como también la literatura erótica se confiscaron y fueron pastos de las llamas (Que fijación tiene el poder, venga de donde venga con quemar libros y arte ¿ Tan peligroso es que la gente tenga un criterio propio a la hora de evaluar algo?).

En la primera mitad del S XX, este tipo de Arte pasó a convertirse en algo vergonzante para el pueblo y las autoridades japonesas.

Masami Teraoka, un ejemplo de Shunga actual, " La geisha y el fantasma del gato", 1989 aguafuerte, aguatinta.

Afortunadamente eso ha ido cambiando, y artistas, como Masami Teraoka han rescatado la temática y el estilo del shunga, adecuandolo a técnicas de grabado occidentales, como el aguafuerte y la serigrafía.




 


 


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